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Maternidad

El amor hay que celebrarlo todos los días

Probablemente lean el título de este post y piensen: “Ay, ya viene otra a decir que San Valentín es pura mercadotecnia y nada de amor“. ¡Pues no! No creo que San Valentín sea pura mercadotecnia. Bueno, quizás un poco. Pero la verdad es que me gustan mucho las fechas que celebran ciertas cosas, independientemente de si se trate de una gran campaña mercadológica o no.

Así como me vuelvo loca con Navidad, me vuelvo loca con muchas cosas, especialmente cuando se trata de buenos deseos. Vivimos en un mundo tan herido y en ocasiones frío que desde mi punto de vista siento que estas fechas son necesarias, para recordarnos de vez en cuando las cosas buenas y lindas que tiene la vida y lo mucho que debemos apreciar el estar aquí y rodeados de nuestros seres queridos.

San Valentín si bien es cierto que es un día dedicado a los enamorados principalmente, creo que debemos sacar de él lo que considero su mensaje más importante: celebrar el amor. Para muchos cuando se habla de amor se piensa automáticamente en la relación de pareja, pero el amor va mucho más alla de un simple romance. El amor está en todos lados y en todos nosotros.

Está en la manera en la que amamos a nuestros padres y a nuestros hijos. Esta en la gratitud y alegría que sentimos al estar rodeados de buenos amigos. Está en el cariño y respeto que sentimos hacia nuestras mascotas y todos los animales. Está en la pasión que tenemos hacia las cosas que nos gustan, sea un tipo de música, un género literario o un tipo de películas. El amor es todo aquello que nos hace sentir felices y con ilusiones.

Por eso digo que el amor se celebra diario. No porque esté en contra de San Valentín o un día en particular, sino porque creo que además de celebrarlo este día con más entusiasmo, debemos celebrarlo diario. Apreciar y valorar todas las cosas hermosas que tenemos en nuestra vida.

¿Cómo podemos celebrar diariamente el amor?

Hay muchas maneras de demostrar y celebrar el amor con las personas que nos rodean, con acciones diarias tan simples que en ocasiones hacemos o dejamos de hacer sin darnos cuenta, pero que pueden cambiar mucho la manera en la que nos relacionamos.

Con nuestra pareja

Diciéndonos “te amo” todos los días y si es posible varias veces al día, pero siempre con sinceridad y cuando nos nazca hacerlo. Dándonos un beso al despedirnos y al volver a vernos. Regalándonos un abrazo al terminar un largo día. Agradecer cariñosamente cuando nos hagan algún favor, por más simple que sea, si nos pasan una taza de café, agradecer con una sonrisa y desde el corazón. Encontremos el momento para tener aunque sea unos minutos de tiempo de calidad en pareja.

Con nuestros hijos

Nuestros hijos tienen tanto por decir y enseñarnos, pero con las prisas del día a día se nos olvida. Detengámonos un momento para escucharlos y ver qué es lo que quieren decirnos. No hay manera más grande de demostrarle a nuestros pequeños que los amamos y nos importan como escucharlos. Sentirse queridos, respetados y valorados puede hacer la gran diferencia en la clase de relaciones que tendrán nuestros hijos en el futuro. Enseñémosles desde pequeños que lo que ellos sientan vale mucho, merece respeto y que son dignos de recibir amor.

Besa a tus hijos  80 mil veces al día. Cárgalos todo el tiempo que puedas. Llegará después una edad en la que ni siquiera querrán que les toques. Abracémoslos todos los días. Acompañémoslos hasta la puerta de la escuela y démosles un beso al dejarlos.

Desde que mi hija entró a la escuela he notado que muchos padres solo se despiden con la mano al dejar a sus hijos en la escuela, en ocasiones ni siquiera se bajan del coche y estoy hablando de niños que van a preescolar. Mi parte favorita del día es bajarme del coche y buscar a mi hija hasta la puerta de la escuela y ver que corre hacía mí para darme un abrazo porque está contentísima de verme.

Con nuestros padres

Creo que si hay alguien a quien debemos amar incondicionalmente además de nuestros hijos, son nuestros padres. Literalmente a ellos les debemos todo. Quienes somos y hasta donde hemos llegado seguramente ha sido gracias a la educación y valores que nos dieron. Amemos a nuestros padres. Nunca sabemos cuando podrían ya no estar con nosotros.

Llámales por teléfono, reúnanse a comer una vez por semana, vayan al cine de vez en cuando. Admito que a veces pueden pasar semanas sin ver a mis papás, pero trato de mantenerme en contacto con ellos diario, si no es con una llamada, al menos con un mensajito de WhatsApp. Hay tanto que todavía tenemos por aprender de ellos.

Hagámosles saber lo mucho que los queremos. En nuestra familia no recuerdo que de pequeña alguna vez nos hayamos dicho “te amo”. Ahora lo digo cada vez que lo siento y siempre que los veo. Al principio era raro porque no estábamos acostumbrados, pero ahora nos la pasamos diciéndonos cuánto nos queremos.

Con nuestros hermanos

Sí, esos con los que te agarrabas a jaloneos y golpes cuando eras niño. La relación con mi hermana cuando éramos niñas fue de muchas peleas porque somos muy cercanas en edad y ambas siempre queríamos tener los mismos juguetes, cosas de niños que ahora no tienen mucho sentido pero en aquel entonces eran el motivo para que se desatara la tercera guerra mundial en casa.

El punto es que la vida siempre te va enseñando las cosas, y ahora que no vivo con mi hermana la extraño y valoro mucho hasta esos días de pleito con ella. A pesar de que no nos vemos diario, hablamos casi todos los días por WhatsApp, seguimos tramando cosas en complicidad (porque no todo era pelea, también la pasábamos muy bien juntas) y nos consultamos cosas muy personales que no haríamos con nadie más.

Habla diario con tus hermanos, si tienes uno o dos o veinte, no importa. El día que tus padres ya no estén, son ellos quienes te acompañarán. Cultivemos diario una relación de amor, dejando diferencias tontas de la infancia en el pasado y aprendiendo a perdonar y querer a pesar de que a veces no estemos de acuerdo con ellos.

Con nuestros amigos

Recuerdo que cuando estaba en la escuela era fácil hacer amigos, a pesar de que me costaba un poco de trabajo pues aunque no lo parezca, siempre he sido seria y medio ratón de biblioteca. Pero conforme crecemos, la vida nos va llevando por distintos caminos y es muy difícil mantener una amistad. Por eso es importante valorar y cuidar los que tenemos. Todos tenemos vidas ajetreadas, algunos nos enamoramos y tenemos hijos, otros se casan con su profesión y así cada quien va haciendo su vida, pero es importante siempre estar pendientes del otro.

Salgan por un café, vayan a cenar o a ver una película. Vivimos en una época en la que es más fácil dar un me gusta en Facebook y ya con eso damos por sentado que mantenemos viva la amistad. Pero a los amigos también hay que darles amor y eso lo hacemos demostrando interés. Sea por WhatsApp, por Facebook, Skype o llamada teléfonica, no perdamos esa valiosa amistad y ese lazo que la hace única. Un “¿cómo estás?” vale más que un millón de me gustas.

Con desconocidos

No digo que vayas por la vida siendo amoroso con completos extraños, pero ser amables también es una manera bonita de celebrar el amor. Ayuda a esa señora a cargar su mandado, regálale una sonrisa a ese muchacho que te atiende nervioso en el súper porque es su primer día de trabajo, agracede cuando te den el paso y dalo tú también.

Sé generoso siempre que puedas y regala amabilidad a todas las personas que veas. Seguro que ha pasado que estás teniendo un día monótono o triste, pero alguien extraño te saluda con alegría y te trata con alegría, hasta te pones feliz, ¿verdad? El efecto de una sonrisa que regalas puede ser transferido a decenas de personas.

Con nosotros mismos

Y por último pero no menos importante: celebra el amor contigo misma o mismo. No puedes amar a los demás si no te amas tú primero. Ámate diario, piensa cosas bonitas. Si te encuentras seguido diciéndote cosas negativas sobre ti mismo, es momento de cambiar el chip, cambiar tu mentalidad y empezar a amarte más. Detente en el espejo y admírate. Regálate unas palabras bonitas. Alimenta tu espíritu con las cosas que te gustan y trata tu cuerpo con amor. Dedica unos minutos de tu día para hacer algo que te haga feliz, algo que sea solo para ti. Puede ser un taza de café o leer un capítulo de ese libro que tienes pendiente de leer.

El amor es lo que necesita el mundo actualmente. Al amarnos y amar a los demás, vamos poco a poco provocando oleadas de amor que se van esparciendo incluso hasta con personas que no conocemos ni conoceremos. Este día de San Valentín celebremos el amor con chocolates, globos y cuanta cosa se les ocurra. Pero no olvidemos ni dejemos de celebrarlo también todos los días, aunque sea en pequeñas cantidades.

Foto Familia abrazándose de Shutterstock

Soy Lucy, diseñadora, editora y mamá millennial. Amo escribir y compartir reflexiones, experiencias y consejos que puedan ayudar a otras mamás. Creo que la maternidad debe tomarse con una taza de café, mucho sentido del humor y un toque de amor propio. Me apasiona hablar de autocuidado, ocio familiar, libros y salud mental

This article has 4 comments

  1. Angélica

    Que bueno que disfrutes tanto de tu maternidad, todos los días, son días para disfrutar el amor. Un abrazo grande de una cuasi desconocida.

  2. Yuria Prospero

    Ay, si, totalmente de acuerdo hay muchas formas de celebrar el amor y de hacerlo a diario!

  3. Babies & Moms

    Me encantó! el amor está en todas partes, en todos los momentos y con todas las personas, solo es cuestion de querer y dejarse amar! buenisimo para los grinch como yo! jaja

  4. Erika Lerma

    Muy buen post, definitivamente al amor hay que celebrarlo, en cada una de nuestras facetas y todos los días. Saludos y te envio un fuerte abrazo 😉

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