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Maternidad

Los recuerdos más bonitos de la Navidad que tendrán nuestros hijos no serán los regalos, sino los momentos juntos

Siempre he tenido recuerdos muy bonitos de la Navidad en mi infancia. Antes de ser mamá, las recordaba con mucha nostalgia e ilusión, añorando aquellos años en los que la época navideña era para sinónimo de magia y alegría para mí. Ahora que ya soy mamá, he descubierto que teniendo hijos podemos volver a disfrutarla casi con esa misma intensidad que sentíamos cuando éramos pequeños.

Y como una niña que siempre amó la Navidad, me gustaría que mi hija tuviera también la oportunidad de disfrutarla y tener maravillosos recuerdos cuando sea mayor. Hace unos días, mientras conversaba con otras amigas mamás, estábamos hablando de lo bonita que era la Navidad cuando éramos pequeñas y todas coincidimos en algo: no recordamos qué nos regalaron.

A veces los padres y madres nos estresamos demasiado pensando en el mejor obsequio que pueden recibir nuestros hijos, que perdemos el enfoque y nos olvidamos de lo más importante de esta época: los momentos juntos.

Las Navidades de mi infancia

Una de las cosas que más me gusta de la mente humana, es ese poder que tiene para evocar aquellos recuerdos que más profundamente se quedan grabados en nosotros. Y cuando pienso en los recuerdos más bonitos de la Navidad en mi infancia, lo primero que viene a mi mente definitivamente no son los regalos.

En realidad, lo que viene a mi mente no son cosas tangibles, como los obsequios o las comidas que disfrutábamos en esas cenas navideñas. Lo que viene a mi mente es ese sentimiento de alegría e ilusión que vivía en esas épocas cuando era niña. Los abrazos al desearnos Feliz Navidad. La música que sonaba de fondo en casa. Las lucesitas navideñas mientras jugábamos. Las reuniones familiares llenas de plática y sonrisas.

En resumen, los recuerdos más bonitos de la Navidad son esos momentos que compartimos juntos.

Así que ahora que comienza el mes más mágico del año, intentemos no estresarnos tanto por detalles superficiales ni por querer que todo sea perfecto. Porque aunque está bien desear hacer todo bonito y memorable, lo que más anhelan siempre nuestros hijos es que pasemos tiempo con ellos. Ese es sin duda, el mejor regalo que podemos darles como padres en Navidad (y durante todo el año).

Soy Lucy, diseñadora, editora y mamá millennial. Amo escribir y compartir reflexiones, experiencias y consejos que puedan ayudar a otras mamás. Creo que la maternidad debe tomarse con una taza de café, mucho sentido del humor y un toque de amor propio. Me apasiona hablar de autocuidado, ocio familiar, libros y salud mental

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