Resulta que los bebés no deben llorar en primera clase
Un caso más de la moda antiniños: le piden a una fashion blogger retirarse de sus asientos en primera clase de su vuelo porque su bebé estaba llorando y molestaba a los demás pasajeros.
Arielle Noa Charnas, bloguera de moda y mamá, contó la mala experiencia que tuvo en un vuelo durante estas vacaciones navideñas. En una fotografía publicada en su cuenta de Instagram, la madre de una bebé de nueve meses llamada Ruby narra la difícil situación que pasó durante el abordaje de su vuelo de regreso a Los Ángeles:
En nuestro camino de regreso a Los Ángeles hace unos días fue mi primer vuelo con Ruby, yo tenía a una bebé llorando y gritando porque estaba tan abrumada que no podía dormirse. Mi esposo y yo pagamos por asientos en primera clase para que tuviéramos espacio extra y pudiéramos acostarnos con ella. Una vez que abordamos estaba recibiendo muchas miradas molestas y sacudidas de cabeza por parte de los otros pasajeros de @delta porque mi bebé estaba llorando (como si yo pudiera simplemente ver a Ruby y decirle “Ok ya, es hora de parar”).
Pero después, como si las expresiones de exasperación de los otros pasajeros no fueran suficientes, empeoraron las cosas:
Traté de ignorar a las personas hasta que pasaron 10 minutos y una aeromoza se acercó y me pidió que yo y mi bebé nos moviéramos a la parte trasera del avión (como si las personas de aquella sección no importaran). Dejar los asientos que habíamos pagado y movernos. Aparentemente yo estaba siento molesta y recibiendo muchas quejas de los pasajeros de primera clase. Comencé a llorar porque estaba muy estresada y ansiosa y la sobrecargo en vez de ser útil y compasiva solo empeoró la situación. Yo no sé qué está bien y qué está mal cuando se trata de viajar en avión con un bebé pero después de contarle mi historia a varias personas todos se quedaban en shock.
Como madre puedo decir que me identifico completamente con ella. Hemos viajado en avión y ha sucedido que Little Monster decide que no quiere estar sentada y claro, al decirle que no puede estar parada o brincando en el asiento se molesta y llora. Si a eso le sumamos la falta de sueño, bueno, se vuelve un poco caótico como lo fue mi primer viaje en avión con ella. Recuerdo que los minutos me parecieron eternos y por más que me hundía en el asiento de las miradas molestas no lograba hacer nada ni sentirme menos estresada.
Todos sabemos que los bebés lloran porque es su manera de expresar alguna incomodidad, dolor o necesidad, pero creo que todos deberían saber también que a veces simplemente los padres agotamos todos nuestros recursos y trucos para calmarlos y que simplemente no hay poder humano que pueda hacer que nuestro bebé deje de llorar en ese momento.
¿Hicieron mal en pedirle que se cambiara de lugar? Yo considero que sí. Si bien sabemos que la primera clase de un vuelo es precisamente para tener mayor privacidad y viajar más cómodo, ellos pagaron sus boletos porque quisieron y pudieron y tenían todo el derecho de estar ahí como cualquier otra persona.
En todo caso considero que fue error de la aerolínea haber actuado así y que si ofrecen algún servicio exclusivo quizás deberían especificar ciertas restricciones al momento de que alguien compra un boleto de avión.
Al final Arielle decidió que no se movería y lo que hizo fue arrullar a su bebé paseándola en el pasillo del avión y antes de que despegaran ya había logrado dormirla sobre su hombro. Supuestamente la compañía le reembolsó el dinero de los boletos más $300 dolares por las molestias causadas pero aún así considero que no hace menos terrible la actitud de la azafata.
Después de leer la experiencia de esta mamá considero que no es tan descabellado el ofrecer secciones libres de niños en los vuelos. Al menos así nos alejamos de la gente intolerante.
Que poca comprensión …
Tampoco estaría mal como idea: asientos familiares.
En muchos restaurantes hay siempre algunas mesas dirigidas a familias con niños con espacio de esparcimiento. Se que en un avión el espacio es limitado pero se podrían ofrecer algunos asientos a las familias o haber tratado de preguntar a la madre si necesitaba alguna cosa para poder sentirse cómoda o algún tipo de ayuda en lugar de tratarla de esa manera, muchas veces el estrés de los padres es transmitido a los niños y estos terminan también un poco nerviosos.