¡Quiero unas caderas nuevas!
Ay, mis caderas. Mis pobres, pobres caderas.
Qué terrible es este dolor que se siente cuando se te agrandan las caderas, mis huesitos me duelen, mis músculos están cansados y mis pobres ligamentos todos pinchados. El nervio ciático no me deja caminar bien, particularmente en las tardes, creo que es una combinación del frío y todo el cambio en proceso por el cual está pasando mi pobre pelvis.
La peor hora es justo antes de dormir, debo dar pasos pequeños y evitar ante todo escalones, que es lo que regularmente hace que me duela más pues los movimientos son amplios y provocan que mis nervios y ligamentos se estiren y tensen.
Espero este dolor no dure mucho tiempo o me volveré loca.