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Maternidad

Un cambio de aires

¡Mi hija acaba de dar sus primeros pasos sola! Y yo en la chingada oficina.

¿Cuántas cosas o “primeras veces” de nuestros hijos no nos hemos perdido quienes trabajamos fuera de casa?

La primera vez que ruedan sobre su espalda, la primera vez que logran sentarse sin apoyo, la primera vez que se animan a gatear para tratar de alcanzar algo, la primera vez que logran ponerse de pie, la primera vez que ríen, la primera vez que gritan de la emoción, la primera vez que aplauden, la primera vez dicen “mamá” (o algo parecido), la primera vez que caminan.

Todas estas primeras veces son actos espontáneos que definitivamente por más que querramos planearlo como control freaks que lo intentemos, en ocasiones no nos es posible presenciarlos en vivo y en directo, ni ser los primeros o únicos presentes cuando suceden estos grandes avances de nuestros bebés.

Yo regresé a la vida laboral 5 días después de que mi hija cumplió dos meses. No fue porque yo quisiera, aunque tampoco nadie me obligó ni me sentí del todo forzada a volver. Me gusta mi ambiente de trabajo, tengo la suerte de contar con un jefe que es muy comprensivo, de tener compañeros que comparten los mismos gustos que yo y de que mi trabajo sea -aunque en ocasiones un poco desesperante- algo que me disfruto hacer.

A lo largo de ese tiempo, casi un año, mi hija ha tenido todas las primeras veces que he mencionado al inicio de este post y más. En algunas he estado presente, en otras no. Y eso me ha dolido mucho, más de lo que quisiera, con ciertas cosas lloré y con otras no me quedó más remedio que aceptarlo y seguir adelante. A pesar de todas las ventajas que mi trabajo puede ofrecerme, ha sido muy duro para mí no estar cerca de ella.

Siempre le he tenido mucho miedo al cambio, me aterra el salir de mi zona de confort, pero en la mayoría de las ocasiones, uno debe tomar el riesgo y lanzarse en la búsqueda de algo que te haga más feliz, de algo que te llene completamente para dejar de sentir que no estás viviendo verdaderamente la vida. Así que después de mucho pensarlo y planear bien nuestro futuro, he decidido renunciar.

Es un cambio drástico, lo sé, y requerirá que hagamos algunos ajustes en nuestras finanzas, pero a fin de cuentas, sabemos que es algo que nos hará más felices.

Soy Lucy, diseñadora, editora y mamá millennial. Amo escribir y compartir reflexiones, experiencias y consejos que puedan ayudar a otras mamás. Creo que la maternidad debe tomarse con una taza de café, mucho sentido del humor y un toque de amor propio. Me apasiona hablar de autocuidado, ocio familiar, libros y salud mental

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