Detox virtual: cómo y por qué lo hice
Quizás leas el título de este post y pienses: ¿detox virtual? ¿qué es eso? O quizás simplemente asumas que se trata de otra tendencia hipster ridícula. Lo sé, así suena. Pero la verdad, es que es algo que muchas personas necesitamos, porque no nos damos cuenta de lo mucho que nos afectan o influyen ciertas cosas de nuestra vida virtual.
Como buena mamá millennial, estoy presente en la mayoría de las redes sociales. Las reviso a diario no sólo porque son parte de mi trabajo, sino porque me gusta leer y enterarme de lo que están haciendo mis amigos. Platicar con amigas que se encuentran viviendo literalmente del otro lado del continente o del país, es algo que puedo hacer gracias a la bendita tecnología.
Pero todo tiene un límite. Y sin darme cuenta, había permitido el paso, de manera gradual, a una serie de cosas que terminaron por cruzar la pantalla y afectarme en mi vida “real”.
¿Y qué rayos es un detox virtual?
No sé si había leído el término en algún lado antes, pero fue la primera definición que me vino a la mente para poder ponerle un nombre a lo que hice. Después, investigando un poco y recurriendo a San Google, me encontré con varios artículos que hablaban de él. Sin embargo, el detox virtual del que hablaban se trataba de “desconectarse” por completo de las redes sociales durante un día, una semana o un tiempo más largo.
Mi detox virtual no fue así. Y la verdad es que hacer algo así nunca fue una opción porque simplemente mi trabajo no me lo permite. Necesito estar conectada al menos un par de veces al día para trabajar con el resto del equipo en España y estar al pendiente de los temas que son tendencia en cuanto a la maternidad.
En qué me basé para hacer un detox virtual
Tras caer en una profunda depresión, decidí que era necesario hacer muchos cambios. Durante toda mi vida le temí al cambio, sin darme cuenta que el cambio es bueno. A mis 30 años decidí cambiar y dejar atrás muchos miedos y situaciones que necesitaba eliminar de mi vida. Así fue como empezó mi detox virtual.
Me di cuenta que había muchas cosas que no me traían ningún beneficio ni me aportaban nada positivo. Así que me propuse utilizar mis redes sociales de una manera más consciente, más útil y sobre todo, más positiva. Si no quería mala vibra en la vida real, ¿por qué iba a permitir que siguiera en la virtual? Y comenzó el detox.
Detox virtual: paso por paso
Para poder iniciarlo, lo primero que tuve que hacer, fue estar más consciente de lo que provocaba en mí todo lo que veía en redes sociales. Había leído varios artículos que hablaban del impacto que tiene lo que vemos en redes en nuestra autoestima y confianza. Me puse alerta y decidí que anotaría (al menos mentalmente) mis reacciones en cuanto a las publicaciones que leía y las personas que seguía. Y me llevé una sorpresa enorme: había mucho negativismo a mi alrededor y no lo había notado.
Así que hice tres cosas específicas:
1) Eliminé a más de 250 amigos en Facebook
Hace algunos meses, cuando inicié este proceso tenía aproximadamente 650 amigos. Hoy tengo 392. No son muchos, pero la realidad es que no hablo ni con 100 de ellos. Muchos son compañeros de la escuela a quienes tengo años sin ver, otros amigos que conocí cuando viví en Italia y otros son amigos o conocidos de mi familia.
Durante años estuve pensando en hacer limpieza en Facebook, pero siempre que me proponía empezar la nostalgia se hacía presente: “aay, es que me recuerda cuando fuimos a tal lugar“, “uuuy, pero cómo lo voy a eliminar si es la única manera en que me entero de su vida“. Siempre había un pretexto o se me hacía mala onda borrarlos.
Esta vez, estaba decidida. No me toqué el corazón ni una sola vez. En la primera limpia, se fueron 100 contactos. En la segunda otros 100. Después de esas dos limpiezas masivas, poco a poco he ido eliminando a algunos según las publicaciones que me aparecen.
Ahora, eliminar a alguien en Facebook -por alguna razón- no es fácil. Así que hice una lista de preguntas para cuando me encontrara con alguien que dudara en eliminar:
2) Seguí solo páginas que me aportaran algo bueno
Basándome en la lista de las preguntas para la eliminación de amigos, decidí que haría lo mismo con las miles y miles de páginas que seguía en Facebook. No necesito tanto ruido en mi vida, ni tantos elementos que me roben la paz o me hagan perder mi tiempo en cosas que no son importantes.
Dejé de seguir páginas de noticias, especialmente aquellas que son sensacionalistas, pues lo único que hacen es alterar el equilibrio que tenemos. ¿De qué me sirve a mí tener páginas amarillistas o que sólo publican todo lo malo en el mundo? Adiós para siempre, en una vida sana no debe haber espacio para tanto negativismo.
Por lo tanto, comencé a enfocarme en buscar páginas de bienestar y positivismo, que me aportaran un beneficio en mi vida o me hicieran seguir luchando por ser una mejor mamá y mejor persona. Parece que no, pero tú eres lo que lees. Todo lo que nuestros ojos y nuestro cerebro leen, nos impacta de alguna manera. Busquemos siempre el bien, lo positivo.
3) Borré aplicaciones que no utilizo
Aunque no lo parezca, tener el teléfono saturado también hace mucho ruido. Estar viendo notificaciones de redes sociales que casi no revisas o tener aplicaciones que más que aportarme algo sólo me hacían perder el tiempo, no me dejaba nada bueno.
Así que hice una limpia exprés: ¿Juegos? ¿Noticieros? ¿8 apps para editar fotos? Bye, bye y bye. Dejé solo lo esencial para mantenerme en contacto con amigos y familia, lo que necesito para trabajar y las aplicaciones que me aportan un beneficio: para llevar control de mi ciclo menstrual, hacer yoga en casa, meditar y mejorar mi agilidad mental.
Desde que hice mi detox virtual me siento más libre, más ligera. El dejar fuera todo ese ruido y esa negatividad me ayudó a cambiar y mejorar internamente, sin distracciones la vida se disfruta más.
¿Alguna vez has hecho algo así?
Foto: Mujer en el móvil de Shutterstock