Dedicarme a escribir: mi sueño desde niña
Me encanta escribir.
Cuando era niña, soñaba con ser escritora o arqueóloga. Por diferentes circunstancias de la vida (principalmente de personas que me dijeron que no era posible y las pocas carreras que había en mi ciudad), terminé estudiando diseño gráfico. Y aunque era feliz siendo diseñadora, la idea de trabajar como escritora o redactora siempre estuvo en mi mente.
Nunca fui súper fan de Sex and the City, pero lo veía ocasionalmente mientras estudiaba la carrera y moría de envidia por tener el trabajo de Carrie. Escribir, desde la comodidad de tu casa, que te pagaran por hacerlo y vivir solamente de eso. Desde luego que trabajos así antes eran escasos, estoy hablando de hace casi 10 años, y sabía que era más un sueño que una posibilidad.
Hace poco más de un año, yo me encontraba como mamá de tiempo completo después de haber renunciado a mi trabajo de oficina. Mi única preocupación era cuidar a Lucía y me mantenía enfocada en mi blog, colaborando ocasionalmente con mamás emprendedoras para ayudar a darle difusión a sus productos, pensando en contenidos interesantes que pudiera publicar y compartiendo mis momentos de locura y humor maternal.
Un buen día, recibo un correo de un joven español, que se dirigía a mí con una propuesta de trabajo para unirme como Editora Senior a una de las webs de maternidad en español más grandes y visitadas.
Les seré muy sincera: al principio creí que se trataba de una broma. Pensé que alguien me estaba queriendo hacer pasar un mal rato emocionándome y luego diciéndome que era mentira.
En el correo decía que estaban buscando expandir sus contenidos a lectores en nuestro país y estaban buscando una mexicana que formara parte de su equipo, que está conformado completamente por españoles. Me decía que habían leído mi blog y les gustaba mucho mi estilo para escribir, la calidad y los temas de los contenidos que ahí escribía. Habiendo tantas mamás blogueras en México me sorprendía mucho el hecho de que me hubieran elegido a mí.
Yo, como la persona ansiosa que en aquel entonces era, no lo creí. Y no lo creía porque dudaba mucho de mis capacidades. Siempre he sido muy autocrítica y muy dura conmigo misma. Me exijo perfección en todo lo que hago y eran pocas las veces en las que yo me sentía “buena” en lo que hacía, aunque todas las personas siempre me han dicho que admiran mi trabajo. Ya saben, a veces el peor enemigo es uno mismo.
Le conté a una amiga que sí es bloguera profesional y tenía experiencia trabajando como redactora de contenidos para otra web de maternidad latina súper famosa. Gracias a ella, me animé a responder pidiendo más información y así comenzó un ir y venir de correos entre este joven y yo.
Ellos buscaban tener una editora en México que escribiera 31 artículos al mes. ¡Treinta y uno! En mi blog escribía seis al mes y apenas me alcanzaba el tiempo. ¿Cómo rayos pretendía hacer 31 al mes? Nuevamente, mi amiga me aconsejó y me dio las palabras de aliento necesarias para convencerme que podría hacerlo. Dudosa y con miedo, pero con mucha esperanza, les dije que sí.
Comenzamos a negociar lo de la paga (muy, muy importante nunca regalar nuestro trabajo, no importa a qué nos dediquemos) y cuando llegamos a un acuerdo, se cerró el trato. Firmamos contrato por un año, empezando el 15 de diciembre de 2016.
Comencé a trabajar, muy nerviosa, con miles de dudas. ¿Y si no se me ocurre nada? ¿De dónde voy a sacar inspiración para 31 artículos al mes? ¿Y si se dan cuenta que no soy tan buena como esperan? ¡¿Por qué acepté?!
El equipo me dio la bienvenida, me enviaron documentos para estudiar la guía editorial del sitio, mi coordinadora me explicó todo lo básico que debía saber y estuve el primer mes a prueba: me daban sugerencias de temas, yo escribía el artículo y me señalaban qué debía corregir para seguir con la línea editorial del sitio y cómo podía mejorar mis contenidos.
Después del mes, me dieron total libertad para escribir. Yo podría elegir los temas y hablar de lo que quisiera, usando mi propia voz y mis ideas personales. De vez en cuando, publican en una plataforma que utilizamos para la gestión de tareas algún tema de interés pendiente para el equipo, así que lo tomo, hago trabajo de investigación y redacto el artículo.
No les mentiré, hay días en los que mi cerebro está más seco que el desierto cachanilla y no hay ni una sola idea en mi cabeza. Esos días son pesados y estresantes, aunque afortunadamente, son escasos. Pero también hay días maravillosos, en los que todo fluye, me llega el golpe de inspiración y escribo hasta cuatro artículos al día (y estoy segura que serían más si tuviera más tiempo).
Un año y 373 artículos después, sigo en el equipo como Editora Senior, están muy contentos con mi trabajo y yo… ¿qué les puedo decir? También. Me siento muy agradecida con Bebés y Más por la oportunidad que me dieron, por haber confiado en mí y porque gracias a todo esto, aumenté mi propia confianza y seguridad.
En este año he aprendido muchísimas cosas en el ámbito editorial y profesional, pero sin duda también he aprendido mucho sobre mí y eso me ha ayudado a crecer como persona, mamá y bloguera/editora.
Hoy cumplo un año de haberme integrado al equipo y este es mi trabajo principal, de esto vivo y pago todas mis cuentas y trabajo desde casa haciendo lo que más amo: escribir.
Tenía que compartir este momento importante contigo, porque tengo el trabajo con el que siempre soñé y porque quiero decirte lo siguiente: no te rindas. Si deseas algo, hazlo, búscalo. Incluso si solo lo haces para hacerte feliz sin obtener nada más a cambio, hazlo. Así comencé mi blog, hablando de mi vida y retomando mi pasión por escribir. Nada de esto me hubiera sucedido si no me hubiera mantenido firme y constante en hacer lo que tanto amo.
Solo me queda agradecer. Gracias por estar, gracias por leerme, gracias a todos los nuevos seguidores que llegaron a mi página por los artículos que ahí publico.
¡Gracias, gracias, gracias!
Foto: Mujer con laptop en Shutterstock